domingo, 16 de diciembre de 2012

Todos somos perfectamente imperfectos.

No hay belleza en la igualdad, sino en la diferencia. 

¿Quién podría imaginar una jirafa sin su largo cuello o un cactus sin espinas?  La irregularidad de los picos de las montañas es lo que las hace tan impresionantes. 


Es la imperfección lo que nos asombra y nos atrae.

Cuando miramos a un cedro no pensamos: "las ramas tendrían que tener todas la misma longitud".
Pensamos: "que resistente es".

Cuando vemos una serpiente no pensamos: "se arrastra por el suelo, mientras yo camino con el cuerpo recto".
Pensamos: "puede ser pequeña, pero su piel es muy colorida, su movimiento es elegante y es más fuerte que yo".

Cuando un camello cruza el desierto y nos lleva a donde queremos ir, nunca decimos: "es jorobado y tiene unos dientes feos".
Pensamos: "se merece mi amor por su lealtad y ayuda. Sin él, no habría sido capaz de explorar el mundo".

El atardecer es siempre más hermoso cuando está rodeado por nubes de forma irregular, porque solo entonces puede reflejar los colores de los que los sueños y la poesía están hechos. 

Es una pena que algunos piensen: "no soy una persona hermosa. Es por eso que el amor no ha llamado a mi puerta". De hecho, el amor llamó a su puerta, pero cuando la abrieron, no estaban listos para invitar al amor a pasar. 

Esas personas estaban muy ocupadas intentando primero aparentar ser hermosas, cuando, en realidad, estaban bien como eran antes. Estaban intentando imitar a otros, cuando el amor buscaba algo original.

Estaban intentando reflejar lo que viene de fuera, olvidando que la luz más brillante viene de dentro.

~ El manuscrito encontrado en Accra. Paulo Coelho

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