Cuando dos personas se conocen y se enamoran, perciben un repentino pálpito de magia; de súbito, la magia se hace presente. Nos acostumbramos a alimentarnos de esa magia sin preocuparnos de alimentarla a ella, y un día nos levantamos y descubrimos que ya no queda ni rastro. Nos apresuramos a volver atrás, pero para entonces suele ser demasiado tarde: la hemos agotado. Lo que deberíamos hacer es matarnos a fabricar más magia suplementaria desde el principio. Es un trabajo duro, sobre todo cuando parece algo superfluo o sobreabundante, pero si lo intentamos veremos mejorar nuestras probabilidades de hacer que el amor dure.
~ Naturaleza muerta con pájaro carpintero. Tom Robbins
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