En qué se reconoce lo que se ama. En ese arrebato de calma, en ese golpe que alcanza el corazón y en la hemorragia que le sigue - una hemorragia de silencio en la palabra. Lo que se ama no tiene nombre. Se nos acerca y posa su mano sobre nuestro hombro antes de que hayamos encontrado una palabra para pararlo, para nombrarlo, para detenerlo nombrándolo.
~ Un simple vestido de fiesta. Christian Bobin
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