domingo, 5 de febrero de 2012

Poca gente conoce la diferencia entre la belleza progresiva y la belleza regresiva. La regresiva es esa belleza que tienen esos pibones, muy impactante al principio pero que, poco a poco, se desvanece como las ganas de comerse un gofre. Y luego está la belleza progresiva, que es la que tienen esas personas que al principio no llaman nada la atención pero que, poco a poco, según las escuchas hablar, moverse, sonreír... te enamoran, te mantienen calentito y no quieres que se acaben nunca, como las castañas asadas en invierno.
~ Luís Piedrahita

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