domingo, 29 de enero de 2012

A veces uno opta por algo en contra de lo que ama, sin saber lo que obtendrá a cambio. No tiene elección.
Es como después de cometer un pecado: ya no puedes hacer retroceder el tiempo ni rectificar lo sucedido. El arrepentimiento no anula el pecado, sino que es como verter sal en la herida...

Hay momentos en los que uno no sabe que obra de forma correcta. Entonces no es necesario reflexionar y sopesar lo que pueda ocurrir. No queda, pues, más remedio que actuar de acuerdo con los propios sentimientos.
En la vida, uno pocas veces suele estar tan feliz, y a veces uno sólo lo sabe después de que ha sido feliz.
Entonces siempre te queda el recuerdo...

Bien mirado, la felicidad siempre tiene algo que ver con otras personas, y no con los sueños que uno envía en pos de su secreto anhelo.
~ Ernie

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